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lunes, 22 de febrero de 2010

A más críticas, más inseguridad


Ángel Lafuente, experto en oratoria moderna y técnicas verbales, dice a los que dejan tambalear su seguridad ante las críticas ajenas. “Aunque no nos guste la forma en que nos lo plantean, hay que tener en cuenta que al criticarnos, nos están dando la oportunidad de aprender y hacer mejor las cosas.

Muchas veces nos ponemos a la defensiva cuando cuestionan nuestro modo de pensar, sentir o actuar, porque pretendemos no fallar nunca o ser ´perfectos`, lo cual es imposible.

Aceptar con naturalidad las críticas de los demás y reconocer que somos seres falibles, no menoscaba nuestra seguridad o confianza; sino al contrario, es un síntoma de fortaleza y nos ayuda a crecer personalmente”.

Algunas personas sienten que no tienen derecho a solicitar lo que quieren. “Para su bienestar, deben concederse el derecho a pedir, aunque también conceder a los demás el derecho a negarse o negociar, comprendiendo las necesidades y deseos ajenos, así como cada uno tiene los tuyos”, señala Lafuente.

“Exigir que nuestras demandas sean siempre aceptadas es un comportamiento agresivo. Que nos nieguen algo puede ser decepcionante, pero más vale sufrir un fracaso que adoptar un comportamiento pasivo no pidiendo nada”.

El experto aconseja efectuar la petición de manera directa, con precisión, comenzando por un “yo” y teniendo en cuenta al otro: “hoy quisiera salir media hora antes del trabajo, comprendo que eso plantee problemas...”

Otras personas no saben expresar su desacuerdo ni hacerse oír, pero es indispensable saber decir “no” para protegerse, situar nuestros propios límites y evitar que nos invadan con peticiones excesivas.

“Mostrarse incapaz de oponer la menor negativa es como ser una casa sin puertas ni ventanas: los elementos externos pueden estropear sus cimientos”, compara Lafuente.

Para dar una negativa, este experto aconseja tener en mente dos ideas: cuando uno no desea hacer algo tiene el derecho a oponerse con toda franqueza, diciendo `no` en lugar de ´sí, pero`, y nunca hay que sentirse obligado a justificarse, porque el otro puede aprovecharlo para pedir cada vez más explicaciones.

Cortesía de : Hoy Digital www.hoy.com.do

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